Ezequiel Eads (Atenas, Nueva York, 1884) nació sin oídos. Los lados de su cabeza no mostraban huella alguna de ellos; tampoco tenía aberturas que pudieran alojarlos. Sin embargo podía escuchar a través de la boca.
En Abril de 1992 un joven se interna en Alaska tras regalar todo su dinero dispuesto a vivir en estado salvaje en un territorio inhóspito.